TRADUCCIÓN REALIZADA POR YARISA
PASO 12: TU PALABRA ES LEY.
Establecer tu palabra como ley es importante. La mente está acostumbrada a ir dejando por ahí un montón de promesas que no tiene intención de cumplir. Te dices a ti mismo que harás esto y aquello, y luego no lo haces. Prometes que pagarás a tu amigo el sábado y olvidas hacerlo, o deliberadamente pasas de cumplir tu obligación.
Es importante establecer tu palabra como ley para ti y para los demás, porque eso es en sí mismo una afirmación de que estás desarrollando sin parar tu autoridad sobre el ego. Si te dices a ti mismo que harás algo, hazlo. No hagas promesas que no podrás o querrás cumplir. Hazte inmaculado, honorable. Una vida sin honor no merece la pena. No te comprometas si no tienes que hacerlo. Si no estás seguro de poder cumplir, siempre puedes retrasarlo, diciendo a los demás: “No estoy seguro; llámame dentro de una semana”. La gente está acostumbrada.
Convirtiendo tu palabra en ley, desarrollas poder. Suena fácil, ¿verdad?. La mayoría de la gente no considera su palabra como ley. Acostumbran a escabullirse si las condiciones no les convienen. Esto los debilita, pues su mente sabe que está llena de mentiras.
Conforme comienzas a trabajar en ti mismo, tu energía se mueve más rápido. En mi libro “Milagros”, sugiero que la energía total que expresas como un cuerpo-mente- espíritu es una oscilación muy rápida. No hay modo científico de medir o cuantificar esto, pero tomemos, como indicador, una medida hipotética de 20000 ciclos por segundo en una persona ordinaria. Una persona que ha comenzado a trabajar sobre sí misma oscilaría a unos 25.000 ciclos por segundo; una persona muy evolucionada, con una fuerte luz personal, tal vez oscilara a 50.000 ciclos por segundo. Más allá de eso, puedes figurarte que la energía del iniciado sería de 100.000 ciclos por segundo o más.
Cuando vas trabajando sobre ti mismo, tu concentración se mueve más allá de lo mundano, hacia el infinito del espíritu interior; tu energía total se acelera. Tu habilidad de materializar cosas en la vida se hace cada vez más instantánea. A 20.000 ciclos por segundo, una persona tiene una idea, la visualiza o piensa en ella y 19 años y medio más tarde puede que haya sucedido o no. Una vez que tu energía se acelera, cualquier pensamiento y sentimiento que tienes se convierte en realidad muy rápido.
Piensas en la “zarza ardiente” y allí está, ardiendo en tu sala, karma instantáneo, positivo o negativo, dependiendo de tu punto de vista. Ahora estás tocando un poder inmenso. Unos pensamientos errantes y de repente una caca se cae en tu cabeza desde gran altura. Así que “tu palabra es ley” requiere que entiendas que necesitas proteger tu poder, y que eso conlleva responsabilidad, sea lo que sea lo que saques, eso es lo que te va a volver. Así que ten cuidado y no uses tus pensamientos de modo jocoso o irresponsable.
Parte de esta limpieza requiere que no hagas promesas que no cumplirás. No te digas a ti mismo, “Voy a dejar el chocolate” y una hora más tarde estás zampándote una tableta entera. Si tomas una disciplina, una ley para ti mismo, cúmplela. Cuando estés bien y preparado para dejar el chocolate, lo harás.
Acepta tu palabra como ley y verás un beneficio inmediato; las cosas aparecen sin esfuerzo. Pero tienes que expresar rectamente lo que quieras decir, así que elige tus palabras con cuidado; que tengan propósito, y vigila lo que dices y sientes. Si algo impropio viene a tu mente, clasifícalo de inmediato y cámbialo. Todo es reversible.
No hables por hablar, no hables acerca de ti. Habla a partir de tu silencio interior. Escucha a los demás, habla acerca de ellos. No hagas promesas vacías. Sé verbalmente disciplinado; no presumas, no fanfarronees, no exageres. Sólo permanece dentro de lo que sabes que es real y verdadero.
Lo siguiente es entrar en un diálogo sincero contigo mismo. En otras palabras, no compres las mentiras que la mente te ofrece. La mente dice: “Lo estamos haciendo bien”, y tú sabes que no es así. La mente dice, “Estamos buscando trabajo”, y tú sabes que no estás buscando trabajo. “Estamos dejando el chocolate”, y tú no tienes intención de dejarlo. Cuando te dices: “Mi palabra es Ley”, estableces un dominio, una autoridad sobre la mente; así que cuando dices algo, has de actuar en consecuencia.
Aquí va un ejercicio que te reforzará la voluntad y te ayudará. Pon una marca en el jardín o en el parque, en cualquier sitio, y encuentra 12 piedras. Anúnciate a ti mismo, “Voy a mover estas piedras ceremoniosamente cada mañana a las 7.01 a.m. durante siete días, por quince minutos.
Entonces coge la primera piedra, camina lentamente atravesando el jardín y déjala en el suelo; haz una reverencia y le dices a la piedra, “Gracias”. Entonces vuelves, coges la segunda piedra y la llevas al otro lado de nuevo.
Y la colocas en el lugar donde está la primera piedra. Así repites hasta transportar las doce piedras. Te paras un momento y recoges la primera piedra una vez más, vuelves a primer lugar y la depositas donde estaba originalmente. Luego vas trayendo las otras once, una por una.
Este parece un ejercicio sin objeto, y tienes razón; se supone que no tiene sentido. La mente te preguntará “¿Por qué estamos moviendo estas 12 piedras a través del jardín?” Tú le dices. “!Shush, es un modo espiritual de “empedrarse”!”
Estás reforzando tu voluntad y desarrollando una ley personal. Es irrelevante si a la mente le gusta la idea o no; la idea es establecerte como legislador en el reino de tu consciencia. Tú dices: “Es mi ley. A las 7.01 a.m. cada día durante siete días, ceremoniosamente moveré las piedras.” (...)
A la mente no le gusta menear piedras, especialmente si llueve. Estas acciones requieren esfuerzo y están fuera de lo normal. En este punto, desprecia el malestar, en vez de acomodar el ego, que quiere quedarse en cama. Ponte una disciplina, como lo de las piedras, y hazla durante siete días. Necesitas ver que tu palabra es la ley.
Si no tienes un jardín cerca, puedes meter y sacar 100 libros de las estanterías, sacándoles el polvo a cada uno mientras lo haces. Hazlo exactamente a las 7.01 a.m. o a cualquier hora que decidas; hazlo durante siete días.
Al establecer la idea de que “Mi Palabra es la Ley”, mejoras tu habilidad para materializar cosas que quieres en tu vida. Comprendes que cuando surge un pensamiento o sentimiento y lo expresas mental o verbalmente, va a aparecer en tu vida. Puedes materializar cosas porque eres poderoso. La frontera entre tu mundo interno y el externo se ha fundido, tienes menos definición. Te ves como infinito, así que lo milagroso no sólo es posible, sino que es esperado. No hay más dentro y fuera; sólo hay una consciencia infinita que describe toda la realidad.
La función del ego es separarte de los demás, definirte creando una distancia mental y emocional. Conforme avanzas hacia en Yo Infinito, sales del mundo del ego para unirte con una energía interior, no sólo con tu energía interior, sino con la de toda la gente del planeta y la energía cósmica de todas las cosas. En esa unión podrás atraer cosas, beneficios, oportunidades, posibilidades creativas. Las atraerás inesperadamente desde una gran distancia.
El ego, viviendo en un limitado mundo 3D, tiene que conseguir cosas; tiene que encontrarlas. Requiere de lucha para materializar las cosas. Ha de forzarlas para que sucedan, necesita venderse a sí mismo.
Mejor que forzar que las cosas sucedan, mira el planeta entero dentro de ti, como parte de ti. Cuando te digo “Yérguete, sé una gran persona”, quiero decir que te vuelvas de corazón grande, que expandas la mente y los sentimientos hasta que lo abarques todo. Si eres infinito, estás en todos los sitios, en todo. Una vez que eres todo, y a través de la conexión de tu Yo Infinito conectado con todo, materializar cosas es fácil. Sólo has de alcanzarlas desde diferentes partes de ti mismo.
Tendrás una idea y, de repente, estás en un tren con alguna persona sentada en frente. Piensas “Oh, Dios, ¡qué guapo es!, yo quería un compañero del alma y aquí estoy sentada enfrente de un candidato perfecto. Instantáneamente. ¡Perfecto mundo!”
Cuando quieres saber lo rápido que está oscilando tu energía, percibe la velocidad a la que se materializan las cosas. Eso te dirá si tu energía se acelera o no. Cuando tomes una disciplina sé cuidadoso con lo que pides y con lo que dices. Si te dices a ti mismo “Esta vida es una mierda”, plonk,. El gran pájaro gugú te deja caer una desde el cielo sobre tu cabeza. Si dices, “Esta situación es un grano en el culo”, y pronto estarás comprando en la farmacia supositorios para las hemorroides.
A partir de que declaras que tu palabra es ley, nunca pienses o hables de que las cosas son duras, malas, feas, o difíciles. Evita palabras como “imposible”, “preocupante”, “problemático” y “problema”. Tus problemas no son problemas, son desafíos. Refiérete a ellos correctamente, reponte diciendo “Eh, me siento genial. Soy eterno. Soy inmortal. Soy universal. Soy infinito. Me siento abundante”. Cuando la gente te diga “¿No ves lo feo que es esto?” tú replicas “No, yo lo que veo es el colibrí que revolotea sobre la flor; ¿no es hermoso?”. Cuando la gente diga “¿No ves la depravación que hay allí?”, tú dices “No, yo oigo risas, y veo las piernas regordetas de los niños jugando en el campo”.
Vigila tus formas-pensamiento, y no hagas promesas que no puedas cumplir, especialmente cuando te hablas a ti mismo.
Que Dios te bendiga y guíe tu viaje.
Sobre Stuart Wilde ir a www.stuartwilde. com/ (Está en inglés)
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